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Estrategias de Desprogramación

6 February, 2020 20 min read

El poder de control del autoproclamado escogido dependerá de cuanto crean sus seguidores en su narración sobre lo que Dios les pide. Es la estrategia para poder controlar a todo un grupo de personas, con el objetivo de utilizarlos, al poder obtener ganancias y beneficios económicos. Si creen en lo que el autoproclamado escogido enseña, él podrá organizarles la vida, haciéndoles dar mayor importancia y prioridad al cumplimiento de la nueva doctrina

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Para Seres Queridos del Adepto Joven
de una Secta Religiosa

Las sectas religiosas ofrecen charlas constantes que justifican las exigencias de una doctrina construida a partir de la historia de revelaciones sobre una divinidad que le da instrucciones a un visionario para que guíe la superación espiritual de un grupo de escogidos, que adquirirán beneficios divinos, para poder cumplir con su asignada misión de salvación, supervivencia y/o vida eterna. El poder de control del líder que narra las revelaciones, dependerá de cuan honesto crean que él es, sobre lo que cuenta y enseña. Mientras más la agrupación crea en él, más convencida estará de obedecerlo para poder cumplir con la voluntad divina.

Las sectas destructivas religiosas utilizan este tipo de narraciones para poderse aprovechar de las aportaciones económicas de quienes las crean y traten de hacer lo que sea por formar parte de la membresía del grupo religioso que va ascendiendo en lo espiritual, bajo las directrices del visionario. Si creen en estas narraciones, el guía adquirirá el control de poder organizarles la vida, convenciéndolos de que su misión tiene que ser su nueva prioridad. Durante sus charlas compartirá nuevas revelaciones que demandarán del grupo nuevas costumbres, valores, reglas morales y sociales; y la necesidad de reunirse frecuentemente para participar de rituales, talleres y trabajos. Para que puedan alcanzar los beneficios espirituales que anhelan, sus revelaciones narrarán también la necesidad de practicar ciertas meditaciones y ejercicios de oración diaria. La vida de los miembros del grupo quedará cargada de muchos compromisos, por lo cual experimentarán muchísimo estrés, y no tendrán tiempo para pensar en otra cosa que no sea en cumplir con sus nuevos objetivos de vida, sustituyéndolos por todas las aspiraciones personales que antes tenían.

A través de constantes charlas es que el líder sectario puede programar mentalmente a todo un grupo, por lo cual intenta hacerlas casi a diario. Así es como el adepto comienza a seguir nuevas reglas de vida, maneras de comportarse, de interpretarlo todo, y es como cambia su opinión respecto a la moral y los valores de vida. Voluntariamente asume compromisos, cambia su manera de responder ante lo que enfrenta en la vida; y por lo tanto, se da una transformación en su comportamiento y personalidad. La doctrina es el poderoso timón de control de las sectas religiosas. Las charlas que ofrece el líder son acerca de la misión de convertirse cada uno de los miembros del grupo en instrumentos de salvación para el mundo, aprendiéndose bien todas las lecciones que escuchan del líder, para poder cumplir bien con sus instrucciones, debido a que es como únicamente podrán obtener éxito en su misión, a la vez de alcanzar su máxima superación personal.

Los líderes de agrupaciones religiosas, especialmente cuando son sectas cristianas destructivas, utilizan como estrategia, el lanzar una profesía sagrada durante sus charlas sobre la advertencia de persecusión a los miembros de su organización, por ser parte del privilegiado grupo religioso al cual pertenecen. Decirles que serán atacados por sus seres queridos es una sencilla estrategia de manipulación mental, porque genera en los adeptos la necesidad de defenderse de los ataques de quienes creen que los persiguen para que abandonen el grupo. Al defenderse los adeptos, no escucharán ni reflexionarán sobre consejo alguno dado por sus seres queridos; y en cambio, tomarán cualquier advertensia de su parte como un ataque y prueba de fe que tendrán que superar.

Los adeptos son el capital de ingreso de la secta relgiosa, porque obtiene su mayor beneficio económico de los trabajos gratuitos de los mismos miembros sectarios, de sus donaciones, diezmos, ventas de alimentos, productos y/o de taquillas para sus propias actividades. Para que dejen de preocuparse por el mundo real, les dan charlas frecuentes sobre el mundo divino. Para asegurarse la entrada de dinero obtenida de cada uno de los miembros, ofrecen charlas motivadoras sobre temas tales como: la importancia de la fidelidad y el compromiso con su organización para cumplir con la voluntad divina, fe, liderato, fortaleza, valentía, heroísmo, alma, espíritu, poderes, milagros, divinidad, santidad, espiritualidad, seres humanos superiores a otros, etc..

 


Convenciéndoles de que lo material es maligno consiguen que
los adeptos donen, inviertan y gasten todo su dinero en la secta.

Como el objetivo del líder es vivir de las aportaciones económicas ajenas, tiene que inducir en el grupo la creencia de rechazar el mundo material por ser malo y terrenal, ya que están llamados a vivir en el espíritu. De esta manera, ahorran todo lo que podrían inviertir en su propio beneficio y en el beneficio de sus seres queridos, para donarlo o invertirlo en la secta, que para el adepto significa la manifestación de la misión divina, con la cual tienen que cumplir. Creer ellos que el egoísmo del hombre y su atracción por las pasiones del mundo material, es lo que les impide alcanzar la salvación y ascender de nivel en lo espiritual, los convence de donar, invertir y gastar el dinero ganado de su trabajo en los bienes de su secta religiosa, en vez de gastarlos en su propia salud, y en las necesidades y bienestar de sus seres queridos.

Los líderes de las sectas religiosas manejan la presión grupal con la intención de generar en cada miembro del grupo, una intensa necesidad de reconocimiento, estima y protección, reproduciendo un ambiente de mucha ambición por adquirir una posición admirable de respeto y liderato dentro del grupo, de manera tal que el interés de todos se concentre en ello y no en cualquier otro asunto, como lo son la remuneración económica, su formación académica, éxito laboral, sus relaciones sociales y responsabilidad personal, ante la sociedad y hacia su familia. El poder de este tipo de estrategia de manipulación, a través de la aceptación grupal, aumenta en efectividad en la medida en que las personas están más aisladas y con mayores problemas de baja autoestima. Las reuniones tienen que ser bien frecuentes para que los miembros del grupo puedan sustituir la relación de apego sentimental hacia sus familiares y la simpatía hacia sus amistades, por la protección y aceptación del grupo sectario. A través de las charlas refuerzan en los mientros de la secta, la actitud de responder rechazando a quien critique y juzgue mal el comportamiento de su grupo, motivándolos a apartarse de ellos, con expresiones de aprecio por ser fieles a su misión, al no dejarse tentar por los que forman parte del mundo corrupto que se ha alejado de Dios.

Comúnmente las sectas destructivas cristianas transmiten durante sus charlas la idea de que ‘el dios de su organización los someterá a una prueba de fe, porque tan solo los que sean escogidos pueden entrar y permanecer en su grupo’. Les comparan la prueba a una batalla entre el bien y el mal, y les dicen que serán tentados por Satanás, a través de los familiares y seres queridos que no respaldan a la agrupación sectaria. Añaden que por eso, se experimentará una división en el hogar, poniendo a los padres contra los hijos, a los hijos contra los padres, y a la esposa contra el esposo; para hacerles creer que en realidad la división se debe a que Dios le ha dado permiso a Satanás para que desate una batalla contra el adepto, con el único objetivo de comprobar cuán profunda es su fe. Otra de las estrategias que utilizan los líderes de las sectas cristianas destructivas es transmitir la enseñanza de que mientras más valiente y virtuosos sean los miembros de su organización, mayor será el ataque que enfrentarán de parte de sus seres queridos; porque el diablo puede reconocer a un escogido de Dios, por las muchas almas que podrá salvar. Les dice que los fuertes ataques son pruebas que sobrepasarán con éxito los que logren mantenerse firmes en su fe, venciendo la tentación de abandonar su agrupación religiosa, por causa de algún ser querido. Complementan esta estrategia con la idea de ser premiados con atesorados regalos divinos, tales como la ‘resurrección’, ‘arrebatamiento en cuerpo y alma’, ‘vida eterna y/o frecuentes milagros’. Les mencionan a todos ese tipo de premios para ilusionarlos y motivarlos con la idea de sobrepasar una prueba, dentro de la cual, cada uno tiene que hacer lo posible por permanecer en el grupo, pese a lo difícil y doloroso que sea lo que experimente en la vida.

Los líderes de las sectas destructivas cristianas son bien insistentes sobre el tema de la batalla entre Dios y Satanás, mencionándolo cada vez que ofrecen sus charlas. Este tema provoca frecuentes discusiones entre los adeptos y sus familiares o seres queridos. Los adeptos están convencidos de hacer la voluntad divina, si cumplen con las órdenes y compromisos de su organización, por lo cual le dan prioridad a cumplir con las reuniones de la secta religiosa, que a cumplir con su familia, pareja, trabajo, estudios, necesidades económicas, obligaciones y responsabilidades, así tengan que poner a riesgo inclusive la vida humana. Discuten con sus seres queridos, creyendo estar combatiendo a Satanás. Esto se debe a todas las charlas que han escuchado sobre la importancia de defenderse de sus seres queridos, para que el demonio no triunfe en tentarlos, a través de ellos.

Los líderes de sectas religiosas ofrecen charlas sobre lo especial que es su grupo, por ser únicamente para personas especiales, fuertes y valientes. Necesitan que el adepto responda a la defensiva, ante cualquier persona que intente hacerle comprender que está en una secta destructriva.  Las charlas son una estrategia de manipulación cognitiva que les predispone a no escuchar el consejo fraterno y a responder a la defensiva, con discusiones y acusaciones.

Al sentirse manipulada una persona, reacciona retomando el control con molestia o poniéndose a la defensiva, sobre todo si identifica la acción como una agresión y una burla, cuando se da cuenta de un engaño utilizado estratégicamente para poder controlarle. Por tal razón, es necesario concentrarse en el objetivo de hacerlo consciente de que son ustedes quienes están siempre de su lado y son los que realmente harían lo que fuese por ayudarle, por su bienestar y éxito en la vida; por causa de lo mucho que le aman. Es necesario hacerle saber que la familia y seres queridos que le aman, son quienes desean protegerle de toda burla engañosa y de las mentiras que utilizan algunas personas para aprovecharse de otras. Hay que hacerle consciente del hecho de que únicamente puede amarle honestamente, quien se interesa en su salud física y mental, y en que alcance su máximo potencial en cuanto a su desempeño económico y laboral; y de que no es así cuando el interés en una persona depende de lo que pueda uno adquirir de ella.

Es necesario argumentarle, generando en el adepto un estado de consciencia, sobre la existencia de personas que son capaces de engañar para aprovecharse del dinero, tiempo y trabajo de otras personas. Porque las sectas inducen estados de inconsciencia sobre las explicaciones falaces que enseñan, de tal manera que al momento en que el adepto enfrenta situaciones no convenientes para el líder sectario, el adepto responderá de inmediato, según lo que pretendan las explicaciones de las narraciones que recuerdan. Las explicaciones falaces pretenden hacerles responder con intensa aceptación o rechazo. Los predispone para que en el instante en que algún ser querido intenta hacerlo reflexionar, responda con una fuerte actitud de rechazo. Por tal razón, es necesario identificar esas explicaciones falaces para hacerlo reflexionar sobre el error que hace falaz la explicación, al comparar lo que hace sentido con lo que no lo guarda, antes de argumentarle acerca de alguna respuesta irracional que tenga de rechazo o aceptación. Para conseguir que reflexione, siempre hay que hacerlo de buena manera, asegurándose de que el adepto está confiando en que se tiene la buena intención de analizar para identificar algún error. Un ejemplo sobre estas explicaciones falaces es el siguiente:  “el liderato de la secta es infalible porque hacen la voluntad divina“, o la que señala que “sus seres queridos están perdidos por la atracción que sienten hacia las pasiones del mundo corrupto“.

Las falacias sectarias bloquean su capacidad de análisis y reflexión. Sin embargo, para evitar el bloqueo de instrucciones que demandan una respuesta a la defensiva, hay que ganarse la confianza del adepto.  Su disponibilidad para razonar dependerá de la confianza que sienta el adepto en la buena intención que sus seres queridos sienten de protegerle. Por dicha razón, hay que hacerlo consciente también de que sus seres queridos sienten verdadero amor por él, a diferencia de quienes podrían narrarle toda una historia de revelaciones divinas, para aprovecharse de él, haciéndole creer que son profundamente honestos debido a que oran, adoran, hacen sacrificios, hablan del amor, del bien y mencionan la importancia de ser puros y de decir la verdad. Hay que hacerlo consciente de que existen personas que se expresan, aparentan y se comportan como si fuesen honestas para aprovecharse de quienes engañen, con estratégicas manipulaciones.

Mencionar la palabra “existir” es importante, porque ese concepto, trae a la conciencia una realidad existencial, que momentáneamente podría rescatar al adepto de un estado de conciencia ilusorio; algo parecido a lo que un hipnólogo dice cuando rescata a una persona de un estado de trance.

Es necesario recordarles “que existen personas hábiles para engañar y manipular a otras personas, que mencionan el nombre de Dios, aprovechándose de su fe y candidez, para que les trabajen de gratis, sin que les reclamen remuneración alguna“. Estas personas se hacen pasar por buenas y mansas ovejas, siendo lobos rapaces, porque al aparentar ser personas buenas, honestas y creyentes es como únicamente pueden engañar, cuando alegan tener alguna revelación divina. De esta manera, en búsqueda de hacer la voluntad de dios, los miembros de la organización religiosa harán exactamente lo que su líder religioso les pida, y los complacerán como si fuesen esclavos o como si estuviesen obligados a servirle. Esta es la razón principal por la que es tan necesario hacer consciente al adepto de que existen personas que saben aprovecharse astutamente de la confianza de cualquiera. Este tipo de argumento lógico activa la función analítica cognitiva del adepto programado mentalmente y fanatizado. Hay que recordarle y repetirle que existe gente que engaña y manipula en este mundo, pero que se hacen pasar por seres humanos buenos y honestos. Es necesario que reflexione haciendo uso del sentido común y de su inteligencia acerca de la realidad de reconocer la capacidad que tienen todos los seres humanos de engañar, mentir y hacer daño, hasta que el adepto logre relacionar el concepto de un líder religioso con el de un ser humano.

Es necesario mencionarle, a un ser querido atrapado en una secta, el argumento de que ‘por la existencia de personas muy astutas y manipuladoras, tenemos que inteligentemente estar en estado de alerta para protegernos’. El objetivo de este mensaje de alerta es el de comenzar a reestructurar la instrucción cognitiva (que ha asimilado escuchando las charlas sectarias) de rechazar toda duda que pueda sentir respecto a la infalibilidad de su agrupación. Es para evitar que heurísticamente reflexione según las falacias cognitivas aprendidas de la doctrina.

La reflexión analítica es lo que comienza a romper el cascarón de la programación mental de la doctrina, con la instrucción del esquema mental de responder rechazando lo que la secta señale como falta de fe en Dios, pecado, debilidad, traición, etc. El cascarón de la doctrina sectaria queda significativamente quebrantado, cuando el adepto comienza a considerar la posibilidad de alerta y precaución hacia la organización sectaria.

Revelaciones, nuevos dogmas y argumentos doctinales de todo tipo son compartidos durante las charlas, para que al escucharlas y creer en lo que aprende de ellas, el adepto pueda bloquear su propio proceso cognitivo de reflexión analítica, en el momento en que alguien le demuestre algún error de interpretación sobre lo que cree es correcto y real. Los líderes religiosos de las organizaciones sectarias se valen de evidencias y razones falaces, para que el adepto justifique la idea de rechazar todo lo que escuche que le haga dudar, y para que responda con la terquedad de un fanático.

Algunas de las conversaciones útiles que resultan ser una llave de paso para poder comenzar con la desprogramación, son las que lo hacen reflexionar sobre “cómo define el adepto al dios que adora”, “si es un dios infinitamente bueno y amoroso, que le pide actuar y sentir amor”, “cómo define el bien, el mal, el amor y hacer daño”, porque muchas de las explicaciones falaces de la doctrina, transmiten ideas y conceptos contradictorios; un ejemplo lo es la idea de que:  en algunas circunstancias es necesario que el adepto realice un acto altruista de amor, rechazando a un ser querido, a pesar de romper una promesa, engañarlo, herirlo, ofenderle y hacerle daño”. Sin embargo, romper con el cascarón de la estructura mental del adepto, cargada de ideas y conceptos mal definidos, requiere de tiempo y mucha paciencia, porque para un adepto es más fácil cerrar sus ojos, que aceptar la desagradable posibilidad de haber sido engañado y manipulado.

Por dicha razón, es lento el proceso de romper y salir del huevo, o de romper y salir de la burbuja en la cual viven, dentro de la cual lo entienden todo según el único caparazón del mundo sectario que conocen, ven, sienten y escuchan.

Los padres y/o seres queridos tendrán que ser muy pacientes, y perseverantes en rectificar, reestructurar y restaurar los valores familiares, sociales y humanos perdidosrealizándole al adepto constantes correcciones sobre sus malas interpretacionescon el objetivo de recuperar las buenas relaciones familiares y la armonía que antes tenían dentro del hogar.

Es necesario prestar gran atención a cada una de sus expresiones verbales y faciales, especialmente para identificar actitudes y argumentos confusos o que no hacen sentido. Es necesario pedirle explicar mejor el sentido lógico de lo que siente, expresa y está creyendoHay que esforzarse por evitar que el adepto responda a la defensiva, porque la desprogramación comienza cuando él empieza a analizar lo que está diciendo, y al darse cuenta de sus propios errores.

Es recomendable convencer al adepto de que es falsa la idea en la cual lo hacen creer, de que:  “el ser querido o familiar que le advierte, preocupado por los engaños y el posible peligro que enfrenta, lo que hace es atacarlo y es responsable del retraso de su desarrollo espiritual, porque los seres queridos son la prueba más difícil que el adepto necesita sobrepasar. Esa idea engañosa es responsable de la desconfianza y agresión del adepto hacia sus seres queridos. Es una estrategia que las sectas utilizan para mantenerlos cautivos, rechazando toda explicación lógica que le haga reflexionar sobre lo contradictorio que son sus valores religiosos, y sobre el daño que por sus ideas ha estado causando.

La intención estratégica de indisponer al adepto en contra de sus seres queridos no es siempre infalible, especialmente cuando son sectas religiosas cristianas, porque si es honesta y auténtica la intención del adepto de hacer la voluntad de un dios lleno de amor y bondad, será conveniente preguntarle si durante sus charlas escucha el principio más importante del cristianismo que declara que ‘la voluntad de dios es que nos amemos los unos a los otros, como Dios nos ha amado’. Basándose en tal principio, los seres queridos necesitan esforzarse en hacerle comprender que son ellos quienes por voluntad de Dios, son capaces de amarle con la misericordia, la consideración y el perdón con el cual Dios les ha amado. Necesitan convencerles de que no es cierto que la intención de ellos sea hacerles daño.

El estado consciente de que alguien intenta manipular a una persona, la pone en alerta y a la defensiva.  Es necesario invertir en dirección diametralmente opuesta la acusación asimilada por los adeptos de que sus familiares y seres queridos tan solo intentan controlarlos y manipularlos. El estado mental de mayor importancia que es necesario trabajar en el adepto para poder darle fin a muchos de los conflictos inducidos por los líderes sectarios, es el de confianza en que sus seres queridos realmente lo aman, respaldan, apoyan, buscan su bienestar, y desean protegerle en todo lo que se les haga posible.

Por eso, es sumamente importante, también preguntarle al ser querido atrapado en una secta por su vida romántica y sentimental, ya que se convierte en asunto de gran poder motivacional que dirigirá la respuesta y conducta de la persona. Hay que interesarse en ayudarle a lidiar con conflictos de la vida diaria. Escucharle e interesarse en lo que le preocupa es importante para ganarse la confianza de un adepto; para que llegue a contarle al ser querido, si fuese posible, lo que podría estar guardando en secreto. Lo más importante que tiene que conseguir quien trate de desprogramar mentalmente a un adepto es ganarse el mayor nivel de confianza que se le haga posible.

Destruyan el mensaje inducido durante las reuniones sectarias, de que “ustedes únicamente lo manipulan”.  Si les menciona que la agrupación sectaria le ha salvado la vida, pregúntenle si esa expresión es mencionada por las personas que dan charlas en sus reuniones. Preguntar por lo que esas ‘personas’ dicen, le trae a la conciencia el concepto real de que son seres humanos y no una divinidad quienes lo mencionan.  Es recomendable recordarles que existen personas que han violado y matado a otras personas, haciéndoles creer que son una divinidad o una reencarnación, ya sea de un santo o de Jesus, para decir que escuchan a Dios, y también hay quien ha mentido diciendo que es el mismo Dios.

Debido a que es necesario argumentar sin molestarlo, para evitar cometer el error de caer en discusiones que reactivan su actitud de desconfianza, hay que prestarle mucha atención a los gestos y expresiones emocionales del adepto. Es recomendable mencionarle frecuentemente que la agrupación es de ‘seres humanos’, así como la palabra “personas” o “grupo de personas” antes de pronunciar el nombre oficial de la agrupación sectaria, para que comience a relacionar cognitivamente el nombre de la agrupación con el concepto ‘personas’. Así se le puede hacer consciente del hecho de que la organización religiosa es una agrupación de personas y los seres humanos pueden desear aparentar que son divinos y que tienen poderes, cuando en realidad no los tienen. Hay que evitar llamarles religión también, porque las sectas manipulan cognitivamente a las personas relacionando conceptos positivos con el nombre de su agrupación, tales como religión, amor, salvación, Jehová, Cristo, Dios, etc. Lo que pasa es que estos conceptos traen a la conciencia el significado de todo lo que representan, y mencionarlo repetidamente seguido a la par del nombre de la organización sectaria, ejerce el efecto cognitivo de definición e intercambio de conceptos, generándose el estudiado “efecto ilusorio de la verdad“. Un efecto cognitivo reconocido por la comunidad científica como un fenómeno, que fue identificado por primera vez en un estudio de 1977 en la Universidad de Villanova y la Universidad de Temple. Consiste en la tendencia a considerar es cierto lo que repetidamente se expone en forma consecutiva. “Personas”, por ejemplo, es un concepto que necesariamente hay que mencionar para poder traer a la consciencia del adepto el concepto de que son un grupo de seres humanos, y no son Dios ni divinos.  Si logra romperse la relación entre el concepto divino, la voluntad de Dios y la misión de la organización sectaria y sus líderes, el adepto dejará de sentirse culpable creyendo que está ofendiendo a Dios, cuando reflexiona dudando de las intenciones y enseñanzas de su agrupación. Por la misma razón, es recomendable recordarle los principios básicos preventivos de su religión. Por ejemplo, en el caso de una secta cristiana, sería recordarle una de las indicaciones básicas de su libro sagrado, sobre la orden de no depositar su fe en los hombres, sino en Dios. Es un momento de conciencia liberador, que les da el permiso de poder desconfiar de la agrupación, sin traicionar a Dios. De esa manera, el ser querido se va a ir desprogramando. El objetivo principal es que el adepto reduzca el temor que siente hacia la organización y a fallar en la fe, al darse cuenta de que no es en Dios, sino en la doctrina; porque es como podrá sentirse capaz de disminuir el nivel de autoridad consciente que le da al grupo.

Cuando traen a la consciencia el hecho de que el grupo está compuesto por seres humanos, se rescata momentáneamente el estado mental inconsciente del adepto, de que las personas de la secta pueden mentirle. Es cuando es posible hacerle consciente de que esas personas no estarían dispuestos a invertir su tiempo en los intereses privados y personales del adepto, y mucho menos estarían dispuestos a pagarles algún gasto durante casos de emergencia, porque están comprometidos primero con sus familiares inmediatos, y en segundo lugar están comprometidos con el grupo. En todo caso, pese a cualquier problema que esté enfrentando, le exigirían cumplir y ayudar a la agrupación sectaria. El adepto percibe a la agrupación inconscientemente con gran temor, por causa de la ilusión de gran poder con la cual la visualiza. Se adapta con mucho esfuerzo, intentando ser estimado y del agrado de los demás adeptos. Hacerlo consciente de que los integrantes del grupo son seres humanos, es necesario para que considere la posibilidad de que podrían estarle mintiendo. 

Por eso, también es bueno traerle en conversación ocasional, temas acerca  la existencia de criminales, muy hábiles y con carismática habilidad para mentir, haciéndole creer a la gente, inclusive que pueden curar. Mencionarle los casos que han salido en las noticias sobre estos hechos, para hacerlo consciente de que existen criminales, considerando también la estadística que indica que 1 de cada 100 personas puede ser un criminal. Si es así, nos encontraremos con alguno cuando caminamos en la calle o en un centro comercial, debido a que es muy probable el que en ambos lugares nos crucemos con más de 100 personas. Al conversar con un adepto, hay que traerle a la consciencia constantemente el hecho de que  en muchos países las noticias reportan crímenes a diario, y los reportajes no son películas. Lo que es obvio para las personas normales, no afectadas mentalmente por una secta, no lo es para este tipo de personas, que aunque lo nieguen y digan que es obvia una realidad, de todas maneras necesitan despertar constantemente al mundo real, porque aunque estén en cuerpo presente, sus mentes están manipuladas por el mundo imaginario de su doctrina sectaria. Los adeptos suelen perder noción de la realidad objetiva. Los adeptos suelen ser inconscientemente manipulados por creencias falaces y por el efecto ilusorio de una realidad inducida, a través de la doctrina. Con el objetivo de hacerles consciente de la realidad, es que se les menciona que no son ficticios los casos en los cuales algunas personas han logrado hacer creer a otras que hacen milagros y/o que transmiten las órdenes de dios, conseguiendo con tales engaños ser obedecidos y complacidos, según lo que caprichosamente desean.



 
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