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Educación y Acción Preventiva

Algunas Sugerencias Para Afrontar el Fenomeno que Nos Acecha

Enid Miranda, Ph. D.
Doc. Filosofía Pura, Especialista en Antropología-Etnógrafa
Coordinadora Programa Doctoral Filosofías,
Ciencias de la Conducta y Sociedad
36 años como Catedrática de la 
Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico
Conferencista Sobre el Fenómeno Sectario EUA, Méjico y España
 Premio Medalla Internacional Complutense de Madrid, 2007
Reconocimiento Labor Académica – Cámara de Representantes de Puerto Rico

Como padres, madres y educadores todos estamos preocupados por el desarrollo sano e intregral de nuestros jóvenes y de nosotros mismos.

La primera propuesta para este frente es la educación preventiva. Es imprescindible entender que nadie escapa al peligro sectario. Todos estamos en peligro si no nos educamos y estamos prevenidos.


Informar y Comunicar: Por otro lado, la educación preventiva necesita nutrirse de información seria, completa, no manipulada, constatada científicamente y que estimule a la búsqueda y al pensamiento crítico. Es necesario informar a los jóvenes sobre las sectas, explicarles su peligro, sus técnicas. Es necesario también enseñarles a afrontar a posibles captadores. Por ejemplo preguntándoles: “¿Qué es lo menos que te gusta de tu grupo?, ¿Qué cambiarías de tu grupo?”

Tipificar delitos cúlticos: Por otra parte, hay  que empezar a presionar a nuestros legisladores, o a quien corresponda, para que se tipifiquen muchos delitos contra la persona que se dan dentro de los cultos. De hecho, hay muchos tipificados: privación de la libertad, derecho a estar bien informado, coacción, amenazas, violaciones. Pero, el marasmo de tecnicismos legales que rodean a estos delitos entorpecen más que facilitan el medio. 

Abrir espacios de investigación. También es necesario crear espacios de investigación en los que se pueden exponer los hallazgos de los que investigamos este fenómeno y que sirvan, al mismo tiempo, de estímulo para el pensamiento crítico.

Establecer redes de ayuda profesional. Pero ninguna investigación serviría para nada si no se realiza con la intención de establecer  redes de ayuda profesional a los adeptos y a sus familiares que viven en el desamparo legal, moral y hasta religioso.

¿Cómo ayudar a nuestros jóvenes a salir de un culto peligroso?

Es difícil salir físicamente de un culto destructivo. A  veces es peligroso. Pero, lo más difícil es luchar contra el daño emocional y mental causado por la organización.

HAY QUE RECORDAR QUE NO SE TRATA SÓLO DE SALIR DE UN GRUPO SECTARIO, SE TRATA FUNDAMENTALMENTE DE SALIR DE UN ESTADO MENTAL Y EMOCIONAL INDUCIDO Y DAÑINO. La inmensa mayoría de los adeptos se niegan a abandonar el culto, aún cuando es evidente que es peligroso, porque el grupo es todo para ellos, sienten miedo ante la posibilidad de que se cumplan las amenazas, sienten miedo a perder el sentido de sus vidas. Esto debe quedar claro: conseguir que dejen las reuniones o las actividades NO ES EN ABSOLUTO SUFICIENTE NI DEFINITIVO. 

  1. Conceder Prioridad al problema cuando lo identificamos. Se trata de algo que requiere mucho esfuerzo y constancia. No hay que dejarse intimidar por el grupo. Hay que ser precavidos pero decididos.

  2. Hay que tener paciencia con el adepto. El es la víctima, ha estado sometido a todo tipo de técnicas de manipulación mental, sus actitudes y respuestas están programadas, no habla nuestro mismo lenguaje, las mismas palabras tienen otro significado para él. Pero a pesar de esto...

  3. Nunca debemos romper la comunicación con el adepto. Nosotros somos la cuerda que lo une al exterior. Por tanto, debemos evitar que esa cuerda se rompa.

  4. Debemos recopilar la mayor cantidad de información posible sobre el grupo y su líder: lugares de reuniones, el nombre de los líderes, comprobar el manto de legalidad, informarnos de sus teorías, etc.

  5. Acudir a los expertos. Lamentablemente, en muchos países todavía no existen grupos de apoyo en los que podamos encontrar expertos en este tema. Pero en el Internet podemos encontrar 'redes de apoyo'.

  6. Los lazos afectivos de la familia y de los amigos deben conservarse y fortalecerse. Estos pueden ser determinantes.