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Adeptos

Primeros Pasos que hay que dar
 para ayudar a salir a un ser querido de una secta peligrosa

 Ms. Myrna García
Consejera Psicológica de Víctimas de Sectas,
@ Red de Apoyo, Inc., 2013

Lo primero que hay que hacer es siempre solicitar ayuda de los expertos. Todo caso tiene que ser analizado rigurosamente. Hay que analizar la personalidad del adepto y su entorno familiar primero. Cada ser humano es diferente y no podemos ofrecer un listado de instrucciones específicas, pero sí algunas básicas que todos podrían seguir. Es difícil conseguir que un adepto se concientice, para que se independice de una secta destructiva, pero con orientación adecuada podemos lograrlo en coordinación con familiares y amigos. Tras largos períodos de sometimiento a diversas técnicas de persuasión coercitiva, muchos salen altamente traumatizados y hasta con severos trastornos de la personalidad.

Hay que recordar que con descubrir que se está en una secta no basta, porque el mayor problema es el de de salir de un estado mental y emocional inducido y dañíno.


Cada caso debe tratarse desde su particularidad. En muchos casos ceder por evitar discusiones o peleas con el adepto no es la mejor opción, debido a que en algunos casos es imprescindible establecer límites al adepto. Por lo que recomendamos que se comunique con nosotros y trate su caso con nuestros especialistas de Red de Apoyo.


Dentro de una secta, el adepto pierde consciencia sobre cómo el ambiente sectario le va perjudicando todo en la vida, sus intereses, bienes, futuro y cómo afecta también la vida de sus seres queridos. Son entrenados para negar la realidad de lo que ocurre en sus vidas, de lo que sienten, a ser indiferentes ante lo que sufren, ya que el sacrificio es la vía de superación. Les modifican sus aspiraciones y también el aprecio, consideración, respeto y estima hacia sus seres queridos. Se vuelven tercos, pues reconocer que están abusando de ellos, que están siendo extorsionados o traicionados resulta ser demasiado doloroso; además están entrenados para obedecer y creer sin dudar ni cuestionar. No quieren reconocer la peligrosidad del grupo porque el grupo es intimidante y lo creen muy poderoso. En ocasiones les recompensa y les mantiene con la esperanza de alcanzar gran estima, de ser respetados, valorados y admirados. Sienten miedo ante la posibilidad de que se cumplan las amenazas, a perder el sentido de sus vidas.

Si un adepto cobra la consciencia, al darse cuenta de la realidad del engaño y de su condición real de esclavo dispuesto y sumiso, dejando la secta y regresa a la casa, tendrá que atenderse por algún especialista en sectarismo, pues los traumas y el maltrato sufrido siempre dejarán grandes secuelas en la mente y comportamiento de cualquier individuo.

 Indicaciones sobre lo que debemos hacer:

  1. Contactar a un especialista en sectarismo. Se trata de algo que requiere mucho esfuerzo y constancia. Si fuese posible, deben tratar de que el adepto se deje atender por el especialista. Si se niega, tendríamos que orientar a los familiares, para a través de ellos, ayudar al adepto. Siempre sugerimos formar un frente común. Ofrecemos orientación y consejería a toda persona que tenga un ser querido atrapado en una secta; ya sea familiar o amigo. Buscamos que todos sigan el mismo discurso, cuando tratan al adepto.
     
  2. Hay que escuchar al adepto, aprovechando la oportunidad para hacerle muchas preguntas, tratando de no discutirle, solo cuestionando. El objetivo es el de ejercitar su capacidad analítica, queremos que analice, contrario a lo que pretenden en una secta destructiva. La secta querrá que el individuo actúe sin pensar; quieren que obedezca como una persona que no razona. Les hacen sentir culpable si duda de lo que promulga el líder. Las sectas siempre inducen culpa, miedo al estancamiento espiritual o personal, y terror a la condenación si dudan o analizan ideas distintas a las aprendidas de su líder, guía, pastor o maestro sectario. Hay que hacer lo contrario con los adeptos, ayudarles a analizar, a pensar, y en definitivas, a protegerse. Es necesario rescatarles del mundo imaginario que mentalmente les condena, para ayudarles a reintegrarse emocional y psicológicamente a la sociedad. Nuestra misión será ayudarles a recuperar confianza en su sentido crítico, y una consciencia clara y objetiva. No hay que dejarse intimidar por el grupo. Hay que ser precavidos pero decididos.
     
  3. Debemos tratar de no romper la comunicación con el adepto; por lo que es mejor no discutirle, más bien cuestionarle; ya que podríamos ser la cuerda que le une a la realidad de su mundo exterior.
     
  4. Hay que tener paciencia con el adepto. Estuvo sometido a todo tipo de técnicas de manipulación mental, y sus actitudes y respuestas están programadas; ya no es el mismo, ni interpreta lo mismo. Los líderes les redefinen hasta el significado de las palabras. Por tal razón, cuando les hablamos, parecen no entendernos, y hablando español, tal parece como si no hablasen el mismo lenguaje.
     
  5. Es importante analizar toda información que nos ayude a entenderles mejor, para proceder adecuadamente y poder comunicarnos correctamente con el adepto; información sobre el grupo y su líder. Es importante identificar la dirección, el nombre del grupo, los lugares de reuniones, el nombre de los líderes, comprobar el manto de legalidad, informarnos de sus teorías, sus filosofías, las exigencias dirigidas a los miembros del grupo, etc.

  6. Los lazos afectivos de la familia y de los amigos deben conservarse y fortalecerse;  pero no acepten maltratos de parte del adepto. Hay que conscientizarlos sobre sus cambios de conducta, sobre todo si se convierten en maltratantes; porque esos cambios de conducta suelen darse, sin que se den cuenta de ello. Hay que dejárselos saber, para que se vayan dando cuenta de lo que están haciendo, aquí y ahora. Describirles en detalle la conducta que manifiestan, como si se encontrasen frente a un espejo. Si el adepto siempre tuvo buen corazón, al describirles cómo se están portando y cómo están causando división y daño, se irán dando cuenta de lo que están haciendo con sus vidas y del daño que están causando. Las personas que han desarrollado previamente un sentido genuino de compasión, se sentirán inseguras y comenzarán a retroceder. Es importantísimo mantener buena compostura y nunca responder con agresión; esa será la muestra de que no se están convirtiendo en mejores personas y de que en vez de salvar al mundo están haciendo mucho daño. Ellos necesitan despertar del engaño.



Caracteristicas de los Adeptos

@Enid Miranda
2007

 

¿Cómo reconocer a la persona captada? 

 

Cada sujeto manifiesta su implicación en un culto destructivo de forma diferente. Sin embargo, hay algunos indicios que son como una especie de señales que pueden alertar sobre la captación, sobre todo pueden alertar a los familiares de una posible víctima, ya que son ellos los que mejor la conocen.

A continuación algunas señales que pueden advertirnos:

  • desestabilización mental (incoherencia en el discurso, repetición de textos alusivos a la filosofía propia del culto, etc.)
  • carácter desorbitado de las exigencias financieras a sus adeptos
  • ruptura inducida con el entorno o ambiente de origen (familia, trabajo, estudios)
  • atentados contra la integridad física (marcas inducidas en el cuerpo)
  • reclutamiento de los niños (a través de los padres o a espaldas de estos)
  • discurso antisocial (la sociedad es mala, hay que alejarse de ella, va a ser castigada, etc.)
  • disturbios de orden público
  • noticias sobre querellas judiciales contra el grupo
  • desvío de los circuitos económicos tradicionales (velos corporativos, multiplicación de redes económicas que intentan disfrazar las fuentes económicas)
  • tentativas de enfrentamiento a los poderes públicos y/o institucionales (Iglesias tradicionales, Gobierno, Estado de derecho, Familia, Universidades, etc.)


¿Cómo ayudar a nuestros jovenes a salir de un culto peligroso?
 

Es difícil salir físicamente de un culto destructivo. A  veces es peligroso. Pero, lo más difícil es luchar contra el daño emocional y mental causado por la organización.

HAY QUE RECORDAR QUE NO SE TRATA SÓLO DE SALIR DE UN GRUPO SECTARIO, SE TRATA FUNDAMENTALMENTE DE SALIR DE UN ESTADO MENTAL Y EMOCIONAL INDUCIDO Y DAÑINO. La inmensa mayoría de los adeptos se niegan a abandonar el culto, aún cuando es evidente que es peligroso. Más aún, se niegan a reconocer la peligrosidad del grupo porque el grupo es todo para ellos. Sienten miedo ante la posibilidad de que se cumplan las amenazas, sienten miedo a perder el sentido de sus vidas. Esto debe quedar claro: conseguir que dejen las reuniones, que vuelvan a casa o que abandonen las actividades ligadas al grupo NO ES EN ABSOLUTO SUFICIENTE NI DEFINITIVO.

 Dentro de este escenario tan poco alentador, ¿qué podemos hacer?

1.      Conceder Prioridad al problema cuando lo identificamos. Se trata de algo que requiere mucho esfuerzo y constancia, sobre todo de los familiares afectados. Los familiares deben formar un frente común, dialogar entre ellos y manifestar el mismo discurso hacia el adepto.

2.   No hay que dejarse intimidar por el grupo. Hay que ser precavidos pero decididos. Hay que contrarrestar las falsedades, pero con respeto y amor.

3.   Hay que tener paciencia con el adepto. El es la víctima, ha estado sometido a todo tipo de técnicas de manipulación mental, sus actitudes y respuestas están programadas, no habla nuestro mismo lenguaje, las mismas palabras tienen otro significado para él. Pero a pesar de esto...

4.   Nunca debemos romper la comunicación con el adepto. Nosotros somos la cuerda que lo une al exterior. Por tanto, debemos evitar que esa cuerda se rompa.

5.   Debemos recopilar la mayor cantidad de información posible sobre el grupo y su líder: lugares de reuniones, el nombre de los líderes, comprobar el manto de legalidad, informarnos de sus teorías, sus filosofías, las exigencias dirigidas a los miembros del grupo, etc.

6.   Acudir a los expertos. Hay múltiples accesos a redes de ayuda y apoyo profesional a través de internet.

7.   Los lazos afectivos de la familia y de los amigos deben conservarse y fortalecerse. Estos son determinantes en el proceso de desprogramación del sujeto captado.


Enid Miranda, Ph. D.
Especialista en Antropología-Etnógrafa
Coordinadora Programa Doctoral Filosofías,
Ciencias de la Conducta y Sociedad
36 años como Catedrática de la
Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico
Conferencista Sobre el Fenómeno Sectario EUA, Méjico y España
 Premio Medalla Internacional Complutense de Madrid, 2007
Reconocimiento Labor Académica – Cámara de Representantes de Puerto Rico